viernes, 24 de octubre de 2014

Mentes Criminales: 10x04. La picadura


Nuevamente, analizamos otro capítulo de Mentes Criminales que nos dejará expectantes con la nueva naturaleza del asesino en serie a perseguir. Este miércoles fue la serie más vista en Estados Unidos con una audiencia aproximada de 10 millones de espectadores, superando a otras de gran éxito como Modern Family. ¡ALERTA SPOILER!

El episodio comienza con el encuentro de una persona que está vagando por la autopista con aparentes síntomas de locura, hasta que al final termina siendo atropellado. En esta ocasión se trata de un capítulo de una categoría inferior a los anteriores de la temporada que, como se comentara más adelante, posee una trama bastante reveladora y predecible.


El equipo decide investigar el caso al ver que la víctima (un periodista) no había tenido ninguna enfermedad mental anteriormente, lo que supone una irregularidad en su comportamiento. Nada más llegar al escenario donde se desarrollan los crímenes, Atlanta, el asesino en serie secuestra a la segunda víctima, un doctor de una universidad. En este momento se produce un avance bastante significativo en la trama, en la que Penélope y Morgan descubren, al revisar las llamadas de la primera víctima, que ésta había mantenido contacto con la segunda.

El asesino es un hombre que posee el síndrome de Morgellons, el cual siente que tiene insectos debajo de la piel. En este caso, el sudes tiene un brazo con tendones inservibles por lo que el cerebro intenta activarlo (el mismo caso que cuando falta una pierna pero sientes que la tienes), causando una serie de alucinaciones en la persona haciéndolo creer que conserva cucarachas dentro del brazo. A esta deducción llega Reid a la par que el criminal mata al doctor con insectos. Como podéis apreciar, todo sucede bastante rápido.


A partir de ese momento, se observa una mala estrategia del guionista Breen Frazier, porque los sucesos más importantes ya han pasado y el episodio no llegará a alcanzar un mayor clímax. De esta forma, adopta un ritmo muy inferior donde los acontecimientos no crean la suficiente atracción para el espectador. El asesino conoce a una chica con una enfermedad similar mientras que el equipo detecta al psicópata a través del único grupo de apoyo a personas con el síndrome de Morgellons, pero estos hechos ya no ofrecen un mayor disfrute. Sin duda, es un claro ejemplo de lo importante que es mantener el equilibrio de la trama durante todo el tiempo.

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